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viernes, 14 de octubre de 2011

Where have all the flowers gone?

Hoy por la mañana, a las 11:36, despues de cruzarnos por el camino con Pascal y Maria [que venian de ver el museo Nacional, y a los que conocimos en el numero dos de Lebuh Pasar Besar], al sur de la vieja estacion de trenes de Kuala Lumpur, alguien subido a una moto, me ha arrancado la camara de las manos. Con la violencia del gesto y ante mi negativa, el aparato se ha partido y me he quedado solo con la lente.

En un instante.

En menos tiempo he comprendido. Tres meses de viaje se desvinculaban de mi imagineria con total impunidad, libres de cargos. La situacion tantas veces evitada se hacia realidad. 3400 disparos. Casi 1300 fotos. Todas las instantaneas desde que Don Quejote recorriera la muralla China hasta que el cazador moderno, por fin, prendiera su presa. Y ha sido la misma sensacion que cuando matan a Roberto Benigni en "La vida es bella".

Nada mas.

Dos niños sentados comiendo una sopa de noodles en la acera frente a la puerta de su casa en una calle de Pingyao al atardecer, el honorable octogenario musulman sentado en el porche de la entrada de la mezquita en un complejo barrio de Xian lloviendo, las terrazas de arroz de Longji desde el mirador de los nueve dragones con el cielo nublado, una mujer vendiendo fruta sentada en luna travesia de Hanoi mientras la luz del sol que se colaba entre las hojas de los arboles hacia brillar las piñas recien peladas, unos gamberretes jugando dentro de la pala de la retroexcavadora en la parada obligada del deslizamiento de tierras camino de Luang Prabang. Un monje laosiano iluminado saliendo de clase por la tarde con fondo de pared encalada en el templo de Siphouttabhath, una anciana mujer mon jemer andando en medio de los campos de arroz con una cesta transportando un pato rodeada de bufalos de agua disfrutando de su entorno, dos criaturas jugando a los barquitos en las inundaciones de Siem Reap. La niña curiosa que sale de casa al escuchar los saludos del resto de la chavaleria camino de los pueblos flotantes en el lago Tonle Sap, el ya no tan joven cocinero del restaurante Hameediyah preparando Murtabak en Georgetown.

Posiblemente, solo se salvarian estos pocos momentos de mi futura criba occidental, pero la sensacion de decepcion ante la perdida me hace pensar en esta experiencia como en una tragedia de dimensiones colosales, la mayor en terminos artisticos de mi vida.

Hace tres meses ninguna de estas imagenes me pertenecia...

...entonces porque me resulta tan dolorosa su perdida.

A catorce de Octubre de dos mil once. Donde han ido todas las flores...?

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