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viernes, 21 de octubre de 2011

Legos y Tentes

Cuando el joven Eliseo era joven de verdad [a finales de los ochenta], solia levantarse pronto los fines de semana, sin motivo aparente. De la cama corria a la cocina, en la casa del pueblo, y debajo de la ventana destapaba una caja llena de juguetes.

El zoo de Playmobil, los legos, los tente [que se empeñaba en usar como lego], algunos dinosaurios de plastico, la nave de los G.I.J.O.E, He Man y, seguro, algun otro master del universo del reino de Eternia... Habia uno especialmente interesante, aunque quizas no era un juego. Una bandeja de plastico con una ligera depresion, de un milimetro de profundidad, donde encajaban tres diferentes moldes con relieve. Un marco negro ayudaba a mantener sujetos los matrices de plastico. Habia varias de estas finas planchas con diversos colores segun la psicologia [benigna o maligna] del personaje. El de Ultraman, siempre con los brazos formando noventa grados, el izquierdo en horizontal y el derecho, detras, en vertical, era su preferido. Naranja.

Una vez confeccionada la escena, con Ultraman, y algun Daikaiju escamado y con membranas interdigitales surguido de las profundidades marinas Japonesas dispuesto a destrozar el mundo, colocaba un papel blanco sobre el drama y con un grafito [gracias al resalte del relieve] marcaba.

El resultado final, una perfecta escena de accion, quedaba listo para colorear. Ultraman a veces sorprendentemente enrojecido, anaranjado o excesivamente plateado luchaba con un monstruo verde, violeta, amarillo o azul. Buenos tiempos para el pigmento.

El creador del juego previendo las diferentes posiciones de los moldes, diseño unas lineas de fondo comunes que ayudaban a entender la secuencia como unica... se intuia un mismo fondo para todos los personajes, cualquiera que fuese su ubicacion. 

Al dejar Bangkok y con ganas de explorar las costas de la peninsula asiatica, el desolado Eliseo no deja de pensar en su juego de colorear. Varios Ultraman neoprenados [a veces no] de rojo y plata disparando rayos desde el pecho se encuentran en todo el litoral visitado [aun en temporada baja] tanto en oriente como en occidente. No fallan los exigentes [a veces tatuados] Gozdillas contemporaneos en bañador y chancletas ni por supuesto las delicadas Anne Yuri con el cuerpo ensatenado de gris brillante o negro. Incluso se puede disfrutar de un buen ejemplar Gamera de colmillos afilados en pantaloneta. Todos originarios, en la cabeza del joven Eliseo, de Nebula M-78.

Y no importa como o donde los encuentres, siempre existe una linea de horizonte al fondo que les situa inconfundiblemente en el mismo escenario.

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