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sábado, 19 de mayo de 2012

Despedida y cierre. Lumbini. Fin del periplo.

Y en Lumbini, lugar de nacimiento de Buda, termina el viaje... 

Toma un te después de la comida. Seis dias en el templo budista de Korea. La huelga continua fuera del Santuario. 

Mientras lee...

..."He llegado durante una pausa de trabajo, que ya ha empezado. Son las ocho menos cuarto según mi reloj o las seis menos cuarto en térmi-nos reales. Los hombres se acercan al río para coger agua en recipientes de plástico y luego vuelven a sus hogueras para cocinar y desayunar. Cuando clarea veo que en la roca yacen unos cadáveres; están desnudos y sujetos por la cabeza, les han cortado o despedazado la parte inferior del cuerpo em-pezando por las piernas. Ocho y diez. Los hombres reanudan su tarea. Uno, ves-tido de blanco y con un turbante, parece ser el jefe. Trabajan a un ritmo impresionante, cortando, troceando y picando la carne. Un hombre joven, en particular, corta la carne, los músculos y los huesos con notable energía y rapidez. Su habilidad casi permite olvidar qué está cortando. Arriba, contra la línea del cielo, las águilas se han reunido. A veces los familiares y los amigos de los muertos acuden a presen-ciar los ritos, pero hoy soy el único presente. Ocho y veinte. Los hombres la han emprendido con la parte superior del cuerpo y trabajan con empeño. Unas cuantas personas se han acercado a mirar desde mi orilla. Son chinos han de Shanghai que están en Lhasa gracias al plan «adopta una región en el Tíbet». Se me acercan, hacen algu-nos chistes sobre la ceremonia que estamos contemplando y luego —riendo, hablando, fumando— vadean la corriente y se acercan a la roca. Se plantan ahí, observando las opera-ciones desde cerca. El hombre del turbante les dirige una mi-rada furibunda. Se acercan más y, con insultante parsimonia, se aproximan a la roca. Uno de ellos empieza a reír. Entonces, el hombre del turbante se baja de la roca, les grita en tibeta-no y les lanza un pequeño hueso a los pies. Se sobresaltan, pero no retroceden. El hombre coge entonces una pierna humana de la roca y los persigue hasta el río, blandiéndola y rugiendo de rabia. Aterrorizados, cruzan corriendo el río y uno de ellos tropieza y se cae. Ahora están de pie, moja-dos y temblorosos, donde se hallaban hace un rato. Nueve menos diez. Prosigue el trabajo. El hombre de blanco extiende los brazos en dirección al cielo y lanza un prolongado grito. Las águilas se lanzan en picado desde el risco y dan vueltas en grandes círculos negros cada vez más bajos hasta acabar posándose en una loma cercana a la roca. Una de las águilas me roza la cabeza; hay un sobrecogedor olor a descomposición. Los enormes pájaros se posan, disci-plinados, en la loma, y el hombre de blanco los alimenta con unos pedazos preliminares de carne. Nueve menos cinco. Un tractor cruza el arroyo y se di-rige a un pueblo que está a lo lejos. La carne se muele y mezcla con cebada antes de darla a las águilas. Hay algunas que parecen ser favoritas. Nueve. Un camión del ejército se acerca hasta donde están los han de Shanghai; los soldados bajan y charlan con ellos. Traen consigo lo que desde mi posición parece ser un telescopio sobre un trípode y lo dirigen hacia la roca. El hombre que está sobre ella sostiene con las dos manos una piedra sobre su cabeza. La deja caer una y otra vez para machacar los cráneos envueltos en tela. Las águilas observan la roca con impaciencia. Una o dos rompen la formación, pero las espantan. Las aves avanzan sus curvos picos. Algunas despliegan las alas, son tan altas como un hombre acucli-llado. Nueve y veinte. Un monje vadea el arroyo en dirección a la roca. De pie, envuelto en vestiduras granate y azafrán, bendice la comida. El hombre del turbante blanco llama a las águilas posadas en la loma para que se acerquen a la roca, cosa que empiezan a hacer. Uno de los hombres también les da de comer de una bolsa que contiene picadiIlo humano mezclado con sampa. En este momento la roca está cubierta de voraces pájaros. Nueve y media. Las águilas se alimentan. Se les une un cuervo; no le hacen caso. Sigo mirando, aunque ahora todo el mundo se ha ido. También el camión del ejército. Diez y media. Los hombres que trabajaban en la losa se dispersan. Tres mujeres cruzan el arroyo y pasan bajo la roca, que ya está limpia de carne. El último de los pájaros alza el vuelo, sube la ladera y cruza la cresta"...[1]

Escucha el susurro de algunos de los residentes haciendo sus ejercicios espirituales.

Mientras recuerda...

Los estragos de la estricta dieta local limitan el deambular. Despues de dos dias vagando por la habitacion con vistas al Ganges, ya sin libros que paladear, decide salir. Sin siquiera poner un pie en el angosto callejón una vaca cornea a un tipo embigotado portador de escopeta al hombro.

Una bocanada de vapor como preliminar.

Un ligero malestar impregna el entorno.

El rio comprime el espacio publico.

El hombre comprime el rio.

En la orilla, cientos de escalones, tangencialmente, aparecen y desaparecen. La chavaleria juega al criquet. Excrementos de vaca secan pegados a los cerramientos verticales exteriores de una vivienda cualquiera. Frio y niebla. Como si fuera una trompa, la piel de la nariz el labio y la parte derecha de la cara le cae hasta el pecho, reposa en la posicion de loto.

Sobre una pila de troncos toscos colocan un cuerpo envuelto con una colorida tela y muchas flores. Alguien se acerca. Prohibido hacer fotos. No tengo camara. Alguien, de nuevo, se acerca. Prohibido hacer fotos. No me interesa hacer fotos. El craneo de un difunto es golpeado. Una parsimoniosa vaca se arrima a las ascuas de otra pira. Hace frio. Alrededor, en suspension, grises pavesas otorgan densidad al aire. Un hombre con un palo largo y renegrido remueve con destreza un fuego para que se consuma la mayor parte del cuerpo. Un perro sarnoso se lanza al agua. Sale con algo entre los dientes. No quiero pensar en los restos carbonizados, no consumidos, arrojados al Ganges. Llega más madera. Se prepara otra pira. Aunque el sol ya deberia haber alcanzado la cota máxima, la niebla, la suciedad, la ceniza, el rio, los muertos, los vivos, los animales, los escalones, el cricket, el hombre elefante, los dólares, las flores, el olor, la nausea, apenas parece que haya amanecido.

Ya son cuatro las vacas acumuladas.

Alguien ofrece la posibilidad de hacer una foto por diez dolares.

Y concluye haber leido que la vida casi siempre reemplaza a la dialectica.


Museo Lumbini_Kenzo Tange.


Nota final

"Pienso que éste es el peligro de llevar un diario: se exagera todo, uno está al acecho, forzando continuamente la verdad." [2]

[1] Vikram Seth "Desde el cielo", pag. 208.
[2] Jean Paul Sartre "La nausea". Pag 15.

domingo, 13 de mayo de 2012

Huelga en Nepal. De Tansen a Lumbini.

     Mencionaron, sin ser preguntados, que mañana era festivo.

     ...

     Cuatro días después del comentario, continuaban aislados, sin posibilidad de abandonar, la poco o nada interesante, aunque bastante o excesivamente publicitada, población de Tansen. Por razones desconocidas, para los seis turistas fagocitados por las recomendaciones de cualquier breviario poco escrupuloso, el país estaba en huelga. Las no esperadas implicaciones [sumadas a las lógicas y plausibles] eran desconcertantes. Hasta las cinco de la tarde todo estaba cerrado, locales de comidas, transportes, establecimientos de ultramarinos, colegios. Después, algunos lugares abrían, y diversos paisanos se ausentaban de sus casas para vender fruta [por cierto, base fundamental del sustento diario]. A partir de esa hora se escuchaban los primeros rumores al respecto del transporte nocturno. Huelga diurna entonces...

     ...

     El interés específico de Tansen para la jovena Meri y el joven Eliseo era nulo, quizás, para alguien en tránsito entre Pokhara y Benarés, es un acertado lugar donde descansar de la sinuosa y estrecha Siddhartha "highway". Quizás. Sin embargo, la suma de los condicionantes intrínsecos y el mutismo accidental temporal del lugar no daban lugar a la curiosidad o la confraternización. Lo cual generó grandes y poco comedidas diatribas cuestionando la finalidad del "viajar" como concepto y al respecto del consumo [por parte de occidente] del mismo. Una mañana, sin previo aviso y haciendo caso omiso a los rumores intempestivos, los dos jovenes se plantaron en la estacion [o, ligero ensanche callejero donde aparcan autobuses] y tras cuatro horas de espera comiendo noodles secos, un autobus atestado decide llevarlos hasta la intersección de Butwal. Allí, otro medio de transporte ofrece los servicios... nunca se cansará el joven Eliseo de sonreir al asociar el relleno del pavo del día de acción de gracias americano [tan embutido en nuestra socialización], con el relleno de pavos que les acompañó hasta Bairahawa. Donde, por supuesto, y todavía en jornada de inactividad, habia disponible otro transporte hasta Lumbini... última parada del viaje y lugar de nacimiento de Buddha.

     Y en el futuro soniendo todavia recordando los pavos rellenando el oscuro espacio interior del transporte metálico, leerá:
     "En última instancia, una vida no es más que la suma de hechos contingentes, una crónica de intersecciones casuales, de azares, de sucesos fortuitos que no revelan nada más que su propia falta de propósito." [1]

[1] Pag. 253 "Trilogía de Nueva York" de Paul Auster.




jueves, 3 de mayo de 2012

Las nuevas desventuras y pocas venturas de Frodo Boson y Mery Brandigamo en el macizo del Annapurna y el Dhaulagiri [o Annapurna Circuit]. Tercera desventura y ultima.

     Una anciana descalza, con falda negra y pañuelo en la cabeza, viendo a dos hobits desamparados bajo la tejavana metalica de su aislada morada ofrece abrigo. Invita a los empapados y comienza el ancestral ritual prepararando el fuego. La construccion es intensa. Nueve troncos de madera forman un sistema adintelado. Tres porticos. La superposicion de leños y tocones hasta la cubierta genera dos de los cerramientos al exterior. Una construccion adosada presta el alzado lateral. Completa la proteccion un trenzado vegetal que evita que el humo se acumule permitiendo cierta ventilacion. La anciana calienta agua. Un joven, tambien descalzo, aparece con un rebaño de cabras y un perro. La lluvia ensordecedora sobre el metal impide la comunicacion gestual. La anciana añade unas hojas de te. El joven, una vez que ha terminado sus tareas con los animales, se sienta al lado de la anciana. Agrega azucar. Todos sorben ruidosamente de las tazas metalicas.

     ...

     El ultimo pueblo gurung que pasan es Chhomrong. El angulo de las laderas del valle esculpido por el rio Modi Khola se hace demasiado pronunciado para la siembra en bancales lo que conlleva que no existan mas asentamientos agricolas a partir de este punto. Esperaban encontrar posada, pero el turismo [o mas bien, el cultivo del turismo en plataformas] ha dejado una huella con la que no quieren colaborar. Tras las vespertinas nubes acumuladas se adivinan picos nevados. Preludio del concepto "Santuario" con el que se bautiza esta parte del camino.

     Tras cruzar un afluente por la ladera occidental, llegan a Sinuwa. Alli descansaran excitados por la vision de los miles de escalones que acaban de descender y ascender y que a la vuelta tendran que desascender y desdescender. Mientras comen el Dal Bhat, varios porteadores con material de construccion siguen su peregrinacion. Vigas de maderas de seccion variable de cuatro metros de longitud, sacos de hormigon, algunas armaduras corrugadas y bombonas de gas. Frodo leera por la noche endalbahtado: "Una definicion levemente mas sutil [buscando una definicion basica del concepto "vida"] tambien enfatizaria que la vida siempre esta relacionada con sistemas que estan lejos del equilibrio quimico. Por ejemplo, como consecuencia de los procesos de  vida, la atmosfera de la tierra es rica en oxigeno, un gas altamente reactivo. Esto no representa equilibrio quimico. Sino hubiera vida en la Tierra, el oxigeno rapidamente se veria encerrado en moleculas estables como el agua o el dioxido de carbono." [1] El desequilibrio no quimico parece tambien fundamental para la existencia de la vida.

     Temprano desayunan sentados sobre las raices de un enorme arbol observando atentamente el Machhaphuchare. Sobrecogedora montaña de perfil perfecto. Pasan varios porteadores con vigas de madera cruzadas sobre sus espaldas caminando de lado evitando golpear los enormes bambus y floridos rododendros del lugar. Un diferido se hace el remolon y se despista del grupo. Guardan el resto de pan de Lembas que les queda en la mochila y prosiguen alborotados con intencion de alcanzar Deurali a algo mas de tres mil metros de altura.

     Dos leños de casi cuatro metros de largo perpendiculares a la senda les impiden el paso. El diferido se pone en pie y acarrea sobre su espalda las tremendas vigas antes de que los pequeños hobbits le superen. Al llegar a un falso llano menos estrecho lo sobrepasan. Con katiuscas, pantalon corto mimetizado, camiseta roja sin mangas, gorra de baloncesto y una alfombra en la espalda para protegerse de la carga, se lo toma como una ofensa y comienza a hostigarlos mientras emite guturales quejidos de protesta o esfuerzo. Tan concentrado en los peludos hobbits, al chocar con una conifera, con el rebote, golpea la cabeza de Merry. Frodo se vuelve exigiendo cuidado. El diferido contesta con un "no". Frodo exige cuidado nuevamente. El diferido agraviado, quizas por no entender las palabras del hobbit vuelve a objetar. Sin consecuencia "post traumatica" que lamentar, los hobbits continuan su marcha comentando el incidente pero sin darle la mayor importancia. Quizas Diferido, herido en su orgullo o enfadado por la confrontacion posigue el acoso. Destrozando cualquier signo de vida en el radio de accion de su travesaño, camina lo mas rapido que puede con la intencion de, cree Frodo, infrigir una derrota moral al adelantarlos. La situacion persiste durante la siguiente hora. Frodo cansado de los gruñidos y de la molestia constante espera al extravagante adepto en un claro con inencion de dejarle paso. Para evitar desconciertos, desenvaina la daga elfica, Dardo, manteniendola escondida. No es partidario de este tipo de comportamiento mascachapa y gambitero, pero prefiere estar prevenido [aunque no seria capaz de explicar donde reside la prevencion en el gesto]. El cargante malhumorado aparece y sin depositar el lastre, mediante oculto lenguaje, invita a los incredulos hobbits a continuar el camino de igal manera. Frodo insiste en dejar la via libre. Se oyen rugidos. El diferido porteador continua por la senda. Un minuto despues y tras un pequeño repecho se despoja de su carga, se tumba sobre el brillante pasto y descansa. No se lo volveran a cruzar. Frodo nunca descifrara lo acontecido.

     ...

     El amanecer siempre espacioso, el mediodia nuboso, el atardecer acuoso. Lo que empezo siendo liviana lluvia se convierte en torrencial galerna. Descendente entre la niebla, la clasica figura esteparia, observada  por la ventana del refugio, se acerca hasta el comedor. Abre la puerta. Se agacha. Ruso, no la atraviesa, la perfora. Merry levanta los ojos y por cortesia ante el cansancio destacado, pregunta: "¿Como fue el dia por Campo Base? Y con los rudos modales sovieticos heredados de epocas pasadas contesta sorprendido de ver hobbits tan lejos de la Comarca: "Bueno, ya sabes, si te gustan las montañas..." La respuesta es sorprendente, que esperaba encontrar tras semanas de dura travesia se cuestiona Merry volviendo a su lectura. Frodo, entusiasmado por la semejanza entre la climatologia exterior y la ultimo parte de su "biografia del universo", lee el capitulo referente al futuro de la existencia de vida sobre la tierra. ¿Cuando la tierra se considerara inhabitable para formas de vida como nosotros?

"...cuando los oceanos empiecen a hervir, cosa que pasara en aproximadamente cinco coma siete mil millones de años, asumiendo que dejemos de interferir en el equilibrio de calor de nuestro planeta." [2]

     Todo tiene mas sentido ahora que sabe la fecha exacta.

     Por la mañana, ascienden, paralelos al Modi Khola, hasta los tres mil setecientos metros por una delicada senda de escasa anchura. El vertical terreno es poco hospitalario, algunos ventisqueros complican la dificil tarea de no topezar. Sin lugar a dudas seria el exquisito prolegomeno de la Grieta del Destino. La barrera del Mardi Himal, el Machhapuchare y el Gandharwa Chuli, al este, no permite al sol calentar el paisaje. Sin embargo en lo alto, el azul polarizado, anuncia perfecta mañana.

     En el campo base del Machhapuchhre, habiendo comido los ultimos trozos de pan de Lembas aprovechando el descanso, corrigen la orientacion y caminan sobre nieve poco compacta hasta el campo base del Annapurna. La pendiente, ayudada por el paisaje, se hace mas comoda. El sol por fin ha vencido. Las vistas septentrionales quedan proteguidas por un collado que parece que nunca termina. Las meridionales, proximas, anticipan superficialmente el esplendor del espectaculo.

     Son las nueve. El collado norte ha sido superado. Los dos desafortunados [por ocupar ese terreno] refugios, rebasados. A pocos metros del monumento a la memoria de Anatoli Bukreyev, en el que inevitablemente se traduce "Las montañas no son estadios donde satisfago mi ambicion de logros, son las catedrales donde practico mi religion" sentados, conmovidos, los hobbits intercambiar palabras, sin embargo el lexico que les acompaña no contiene los terminos necesarios para describir la belleza inmaculada del anfiteatro del Annapurna. No importa. Es perfecto. Perfecto.

     Incluso perfecto no esta a altura.


[1] Pag. 225 "Biografia del universo", John Gribbin
[2] Pag. 263 "Biografia del universo", John Gribbin

viernes, 27 de abril de 2012

Las nuevas desventuras y pocas venturas de Frodo Boson y Mery Brandigamo en el macizo del Annapurna y el Dhaulagiri [o Annapurna Circuit]. Desventura segunda.

     Abandonan el valle del Marsyangdi y ascienden por su afluente, el Thorung hasta Yak Kharka. Se sorprenden al perder cualquier rastro de ancestral construccion. Refugios anodinos hasta Thorung Phedi. Pasan la noche en el primer lugar que parece abierto sin exploracion previa por que comienzar a nevar significativamente.

     Ducha de agua fria y descubrimiento de un olor familiar pero no reconocido en la toalla.

     Desde el comedor del refugio y delante de un te caliente curiosean desatentamente por la gran cristalera a cuatro mil quinientos cuarenta metros de altitud, cuatro mulas del Himalaya con una capa de cinco centimetros de nieve desdibujando su figura, pastan pausadamente. Un ardiente turista, aburrido, suponen por el temporal, aparece en calzoncillos citricos con calzado semirigido y espanta la caballeria mientras se hace fotos retrato que confirman su tedio. Los hobbits vuelven a su literatura.

     Se levantan tarde segun los estandares ajenos. formatean la mochila en busca de los chocolates que saben que poseen, abandonan la comoda alcoba y dejan el desayuno para mayores altitudes. Sin mayores contratiempos que en cualquier otra etapa pasada, aunque estupefactos por la marea humana que en fila india marcha sobre la huella, alcanzan la cota maxima a cinco mil cuatrocentos metros. Como no hay anillo que destruir, prefieren esperar al resto de la compañia [tropezada casualmente en el mismo refugio, sentados en el mismo comedor, junto al mismo gran ventanal] para compartir el escurridizo cafe. Claro que, si con menos altitud no fue posible su elaboracion, porque habria de serlo a la actual.

     Y aunque todos presagiaban el desenlace, lo intentaron con empeño.

     Intercambiando planes descendieron los mil seiscientos cincuenta y seis metros hasta Muktinath. Los hobbits algo desencantados por lo hallado, como siempre que se crean expectativas, prosiguen la bajada por el depreciado camino transformado en carretera debido al interes indio por algunas de las deidades adoradas en la localidad. No pierden pista ni todoterreno, y distorsionando la disciplina prevista [cosa que a Frodo no termina por convencer] apuestan por refugiarse [con intencion de descansar] en Kagbeni, que en el mapa aparece apartado de la carretera [pero que en la realidad descubriran, es crucialmente atravesado]. Divisan desde el polvo Jharkot y sienten que el nuevo orden local haya alejado al turista [que por haber cruzado la subcordillera Mutinath, se encuentra en el "Jomoson trek" disponiendo de la opcion motorizada para rematarlo] de su perfil tibetano.

     Tras el planeado dia de descanso en Kagbeni, y habiendose, luego, aprovisionado con queso de Yak en Jomosom [que en el futuro amenizara los anacardos acarreados desde Kathmandu], se arrastran por carretera o senda segun la señaletica autorizada... en sus memorias no quedara recuerdo del tramo Muktinath Marpha, solo polvareda.

     Sin embargo en Marpha se sorprenden con otra fascinante vision arquitectonica [thakali, quizas] que alude a la croquizada, con cierto porte tibetano. Tradicion, coherencia, sinceridad, piedra, madera. Blanca. Un laberinto de enlosadas y estrechas dimensiones entre volumenes rocosos derramados sobre la ladera de la subcordillera del Dhampus. En la travesia principal todavia se siente [se aprecia y lo lamentan] el pasado turistico. Adelantan la hora del almuerzo al localizar un punto alto desde donde poder disfrutar de la panoramica. Merry, deshidratada, callejea buscando agua. Algunos crios de uniforme la saludan, al seguirlos con la vista, descubre una vivienda que le llama la atencion. Una torre de dos plantas se anticipa a la pendiente, a los lados terrazas sobre cuerpos asimetricos. Avisa a Frodo del potencial. El pan de Lembas [regalo de Galadriel aunque acompañado ahora por el queso] puede esperar. Tocan en la puerta y los chiquillos saludados, que tambien tenian previsto sentarse a la mesa, les permiten el paso entre risas y vergüenzas sin necesidad de aclaracion. Saciados del interior y exterior suspenden la comida hasta la cena y se dedican al croquis.

     Frodo, andante, pensante en los manjares perdidos, no se cree leer "miel" en la etiqueta de un tarro transparente, rodeado por botes de mermelada de manzana, encima de una balda de madera, dentro de un diminuto local,  a la salida de Marpha. Miel y queso. El orgasmo se consuma.

     Y hasta Tukuche, Frodo solo tendra un pensamiento recurrente. Y a pesar de que las viviendas de la zona mas vieja del pueblo [advertida desde la orilla opuesta] podria estar a altura de la visitada, la evocacion del anhelado sabor le nubla el juicio, al atravesar el Kali Gandaki, serpenteante y multimembrado en esa seccion, como si de la cienaga de los muertos se tratase, no puede evitar zambullirse en sus aguas. La busqueda de los leños que conforman el paso deja de ser la prioridad. Ahora la linea recta les guia.

     ...

     Sin previo aviso, al descorrer la tela y abrir la ventana con intencion de ventilar la habitacion mientras recogen los bartulos, el imponente Dhaulagiri se les viene encima. El despistado mapa no contempla ese macizo y desde hace dias que raramente ven el sol. Hoy sin embargo, brillara con fuerza y caminando por el sendero paralelo al Kali Gandaki, rodeados de bosques de coniferas, no se perderan la perspectiva. No hay posibilidad de equivocarse al señalar los picos, todos tienen el mismo nombre. A la hora del almuerzo y en algun punto cercano al rio Tangtung, donde recuperan la vista del annapurna I, recuerdan la expedicion de Terray y Rebuffat y el infortunado descenso a hombros de los porteadores.

     La excitacion arquitectonica al pasar por Ghasa les aturde y aunque comentan buscar alojamiento ya han cruzado el pueblo y las oportunidades de finalizar el dia. Por no retroceder, prorrogan con idea de dormir en Naudi Ghyang o en Pairothapla. Sin opcion, alcanzan Pairothapla. La posada elegida, en apariencia, dista mucho de parecer confortable, sin embargo la amabilidad del propietario les convence. Por increible que parezca tiene agua caldosa lo que les permite una ducha decente. El olor no identificado anterioremnte por Frodo en la toalla, esa tarde, le resulta familiar. Salchichon. Durante un rato considera que condimento del Annapurna puede hacer que una toalla desprenda tal tufarada a salchichon. La naturaleza salvaje, seguro.

     Despues del aseo toman una olla de leche. La leche, les parece, tener una densidad nunca sentida y un sabor desconcertante, intenso... agreste, demasiado profundo, excelente. Frodo pregunta al propietario por la naturaleza de la leche. El propietario señala una bufala detras de la pieza que sirve de cocina. Su mujer la esta ordeñando. Los hobbits piden otra olla de leche caliente y juegan al ajedrez de papel.

     Merry desplaza su torre en un habil movimiento que deja a Frodo sin opciones.

     Se acaba la olla caliente y la partida.

     Llega el Dal Bhat y con ello la emocion. La emocion del que sabe que va a recibir algo bueno, algo que nunca ha probado [pero conoce] y algo que quiere. Tienen hambre, y volveran a decir, como siempre tras el primer bocado, que es el mejor Dal Bhat de Nepal.

     Y en el disfrute estan, cuando el propietario, en el comedor de la posada, enciende un computador.Y en el disfrute estan, cuando el posadero comienza a apretar al boton derecho del raton sin parar sobre la foto del fondo de pantalla. Sin parar... Clik... Clik... Clik... Clik... Clik... Clik... Acumulado el valor suficiente generado con cada clik pregunta a sus huespedes si le pueden ayudar.Requiere ayuda para cambiar el fondo del salvapantallas. Alli en Pairothapla, entre el Dhaulagiri y el Annapurna, se repite el mismo rito ancestral, el descontento por la imagen del fondo de pantalla. Y cuando en un segundo Merry soluciona el problema y la fotografia del desierto arenoso crema sobre fondo azul filtrado queda restaurada, el mesero respira sereno, como si se hubiesen quitado la gran losa que portaba y obsequia a los hobbits con otra gran olla de cremosa leche.

     Frodo revive el mismo enigma, cada vez que alguien compra un terminal en la Comarca. Y siente una extraña nostalgia. Lechoso, urge ir al excusado. En ese momento esta ocupado por tres gallinas y una cabra en increible amalgama. Por no combinarse se decanta por el frondoso campo. Y como siempre sucede, cuando uno no presta atencion, pero atiende de forma tangencial por hacer algo mecanico, divisa algo mas emocionante que lo que se trae entre manos. Cerca de los matorrales bajos a donde apunta crecen cientos de altas plantas de Hierba. No sabe de que calidad, pero es Hierba. Prosaicamente, Hierba del Himalaya. Singular, que durante las ultimas tres horas diurnas no se haya percatado y en el momento crepuscular sea tan obvio. Campos enteros de Hierba, como en la Comarca.

     Otra vez la extraña nostalgia. A Peregrin Tuk le hubiese gustado compartir el camino.


jueves, 19 de abril de 2012

Las nuevas desventuras y pocas venturas de Frodo Boson y Mery Brandigamo en el macizo del Annapurna y el Dhaulagiri [o Annapurna Circuit]. Desventura primera.

     Esa jornada, [la quinta del recorrido, pero segunda en atractivo] Frodo, cuidadosamente, sin alborotar a Merry, ensimismada ante su curasan de chocolate, se animo antes de lo acostumbrado a visitar el pequeño pueblo de Bhraka para tomar algunos apuntes de vivienda popular que desde ayer [tras atravesar Upper Pisang y Ngawal] perturbaba su paz arquitectonica a tres mil quinientos metros de altura. Habian pasado la noche en una posada proxima al amplio sendero, que probablemente se transformara en carretera, uniendo el distrito de Manang con el resto de distritos de la region administrativa de Gandaki [incomprensiblemente para el turista trasnochado que ve frustada la sensacion de pureza pero comprensiblemente para el paisano irritado ante las incomodidades de la vida antediluviana], pero algo distanciados del nucleo urbano que queria reconocer.

     Localizo una vivienda en ladera, lo suficientemente lejos para el proposito, pero lo suficientemente cerca para no perder detalle de la agitacion matinal que acompaña la salida del sol. Laberinto de calles con ancho suficiente para un bufalo, empedradas con losas irregulares de pizarra o embarradas, cerramientos petreos con aperturas al sur deformadas por el paso de los inviernos, desgastadas de madera, cubiertas planas. Cubiertas planas ejecutadas con madera, piedra y barro en el valle que forma el rio Marsyangdi, separando el Annapurna Himal de ocho mil metros del Kangla Himal de seis mil. Y no dejaba de pensar en las acaloradas e interminables conversaciones sobre impermeabiliantes y detalles construcctivos del siglo veintiuno, cuando el descansante y adorable perro cercano, sin aviso previo y por la espalda, le dio un soberano mordisco detras de la rodilla, a la altura de la insercion del biceps femoral, en la pierna izquierda. "Los perros no muerden" sentencio, "principio de falsabilidad" alego, solo hacia falta encontrar uno que lo hiciese, para revocar el axioma.

     Una pena que el canido no contase con la protectora prenda de pana entrelazada con anillos de Mithril, tejida por los enanos de Erebor durante el Reinado de Thror, que portaba Frodo bajo el manto elfico. Tras perseguir al perro con furia hobbit, obviamente sin conseguir alcanzarlo debido a las cortas extremidades, cansado, maldiciendo en sindarin, se retiro vencido por la naturaleza salvaje... Y pidio otro curasan de chocolate que le reconcilio con la naturaleza artificial. No seria el ultimo enfrentamiento del dia, aunque no lo sospechaba.

     ...

     Pusieron rumbo al Campo Base del Tilicho. Vadeando Manang sin inicial entusiasmo, quedaron impresionados por su arquitectura popular lejos del gueto turistico. Siguiendo el mapa, cruzaron el rio Thorung [cuya cuenca retomaran en el futuro], abandonaron la perspectiva del Annapurna IV y Annapurna II, aunque seguian sugestionados por el Annapurna III y lo que les parecio el Annapurna I. [primero lo confundieron con el Tare Kang y posteriormente con el Khangsar Kang]. Por la ladera sur alcanzaron Khangsar con la intencion de continuar por el camino bajo, junto al curso superior del rio Marsyangdi remarcado en el mapa de bolsillo [claramente se lee en la hoja portada "nuevo y actualizado"], para evitar subir hasta los 4920 metros de altura del otro itinerario recomendado.

     En vez de continuar por la precisa y clara señaletica turistica, comienzan el penoso vagar por lo que creen es, el sendero bajo, que en realidad es una fina linea marron que usan los yaks y las ovejas azules, a las que, como siempre que desconocen algo, Frodo y Merry llaman "algo" del Himalaya, por asemejar "algo" conocido y estar en el Himalaya. Y lo convierten en exotico [otra genialidad]. Cuando todos los mamiferos son espantados, y tras tres horas largas de continuos arañazos en forma de cruz [lo que les induce a inverosimiles e infundadas conversaciones al respecto de la casualidad y causalidad de la forma] en cualquier zona del cuerpo no revestida, encuentran a un pastor [que luego asociaran con el ganado engalanado encontrado] que con solo dos palabras conocidas en ingles los convence del error de su tozudez [similar en muchos casos a las del yak, por eso el encuentro con el rabadan, avezado en esos menesteres, resulta tan provechoso]. Por la linea de maxima pendiente [perpendicular a la traza horizontal del plano] abordan, tras subir [quizas] cuatrocientos metros de desnivel, el indicado camino abandonado horas atras. Los nuevos zarpazos trazan increibles figuras que esta vez quedan sin observacion. De nuevo la naturaleza salvaje se sale con la suya. De haber continuado por la inexistente senda baja y teniendo en cuenta las pocas horas diurnas disponibles hubiesen tenido que, de desconocida manera, pasar la noche debajo de algun arbusto. Una vez reconciliados con la naturaleza artificial de la perfecta senda dorada devorando su diaria lata de atun con galletas secas no tuvieron mas dificultad [impuesta, se entiende] en pedir alojamiento en  las dos unicas posadas que componen el Campo Base del Tilicho. Antes, sin embargo, una pareja de israelies, sentados en el ultimo recodo antes de las construcciones, les ofrecen galletas. Las aceptan encantados.

     Por la noche y debido a la cantidad inusitada de turistas interesados en ver un lago completamente helado a cuatro mil novecientos noventa metros de altura [que en realidad es una perfecta motivacion para disfrutar del pico del Tilicho y del Annapurna I en el trayecto de vuelta], la pareja de israelies con sus cinco compatriotas compartiran el suelo embaldosado con bloques de tierra compactada, del comedor con Frodo y Merry. Esa noche Frodo no podra conciliar el sueño, en la intimidad del saco, no consigue comprender rigurosamente el significado del concepto "campo" creado por el no probado Boson de Higgs [hipotética partícula elemental masiva que explicaria el origen de la masa de las otras partículas elementales].

     Al dia siguiente, y con la complicidad reinante, resultante de una noche de suelo cantando canciones en hebreo [o algun verso de la Torah, nunca saldran de dudas], la compañia sin anillo ascendio hasta la helada orilla del lago helado con la promesa de saborear una cargada taza de cafe israeli. Lamentablemente a la altitud escalada la botella de combustible no tuvo suficiente presion para que el gas contenido permitiese la elaboracion del esperado fluido. Otra nueva derrota, que si bien no fue definitiva [el Toblerone de chocolate blanco de nuevo los reconcilia con la naturaleza artificial], si dejo claro el adulterado origen del publico asistente.

     Ese mismo dia deciden recuperar la pista principal que rodea el macizo del Annapurna, asi que, sin perder ningun miembro, la compañia sin anillo, pasa la noche en el pueblo de Khangsar. Durante el trayecto comparten por la imposicion de la disciplina grupal, todo tipo de memorias y recuerdos propios que de alguna arquetipica [o atavica] forma son coincidentes y, a veces, demasiado similares. Y aunque Frodo siga concentrado en su Boson particular [desconcertante y evocante del contradictorio sentimiento "no deberia haber salido de la comarca"], invoca un parrafo de Auster: "En cierto modo todo el mundo tiene los mismos recuerdos. Los acontecimientos que los suscitan pueden variar, pero las caracteristicas con las que los revestimos son las mismas. Son nuestra vida y los tratamos con el respeto que unicamente dedicamos a las cosas mas sagradas [1]."

     Por la mañana, despues del nocturno Dal Bhat en divertida camaraderia y del sueño reparador en colchon de espuma, ante otra muestra de arquitectura regional excepional, Frodo y Merry deciden permanecer otro dia en el lugar. Con suerte podran visitar algunas casas del asentamiento. Y con mucha suerte, ninguna amenaza irracional les atacara. La comunidad sin anillo debido a la postuniversitaria deteminacion,  se desintegrara, aunque todos saben que dado que hay una sola via para cruzar el Muktinath Himal hasta Kagbeni en el distrito de Mustang [en la region administrativa de Dhawalagiri], posiblemente habra otra oportunidad de paladear el pronunciado cafe.

     Durante el dia, los dos hobbits deben limpiar sus vestimentas reglamentarias. A unos veinte metros de la posada, al lado de una fuente, varios hombres esperan su turno con la palangana llena de ropa. Frodo pide su turno y deja su cubo en la fila, desde la ventana de su alcoba, mientras zurce diestramente los calcetines observa el desarrollo de la faena, aunque dificilmente se concentra fascinado por la actividad del pueblo. A mediodia la fuente se libera, Frodo y Merry, ya sin escusa, se dedican, sin ahinco, a la tarea. Una anciana descalza, con falda gruesa por los tobillos roja y negra y una especie de jersey lanoso, pasa a su lado. Con una vara conduce a dos jovenes yaks hasta la casa que hay delante de la fuente. Intercambio de sonrisas. Frodo que habia advertido la construccion desde el zurcido, decide jugar la baza del amable  turista perdido interesado, abandona a Merry y llama a la puerta portando el cuaderno de viaje. Como no conoce el idioma local, tras el adecuado "Namaste", abre el cuaderno y muestra algunos esquemas y retratos, con gestos le explica a la abuela su intencion de esquematizar la casa. Ella, a la que le da exactamente igual el truco del amable turista perdido interesado, y que tampoco esta muy impresionada por la didactica obra del hobbit, habiendo comprendido que no se lo va a quitar de encima, le permite el paso, continua con sus tareas y comienza a dar las requeridas explicaciones a la interesada vecina que no ha quitado ojo del teatrillo de la Comarca.

     Frodo, feliz, croquiza.

[1] Pag. 378 "A salto de mata", Paul Auster