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miércoles, 14 de marzo de 2012

Sedente Sir Caucasian de Basquiat observa el paisaje por Janakpur

     Sir Caucasian de Basquiat cambiara en futuro simple su inicial pensamiento matinal. El no lo sabe [1].

     Ahora [poeticamente] mirando por la ventana del autobus, recuerda las vigiliescas universitarias noches de entrega procastinadas por olvidadas no convincentes razones en las que la radio quedaba eternamete encendida. Contemplando por la ventana, cree escuchar a Sebastian Alvaro [debajo, distorsionado, Benito Moreno con su "Ra, ra, ra"] narrando las andanzas de alguna de sus imposibles proezas himalayescas... esas en las Kathmandu sonaba lejano e insolito. A nieve y riesgo. A piolet y gesta... piensa sin querer en que creer, observando lo que le rodea... La [aunque ficticia] creencia personal a veces es mas efectiva que la real objetividad no personal. Un dilema.

     Sir Caucasian de Basquiat [autonombrado debido a la imposibilidad de noticiar a Isabel II] no continuara con su ensoñacion. Sir Caucasian de Basquiat sera obligado a bajar del vehiculo [desaparcado con intencion de volcar y con treinta grados de inclinacion sobre la cuneta de la seudocarretera] para una de las tediosas formalidades hominidas. Liquidara la actividad velozmente Cuando recupere su numerada butaca [con ironica reverencia debido a la altura del techo del vehiculo] y retome la tronera vigilancia, regocijandose en su pensamiento buscando singulares inspiraciones, descubrira que la realidad circunvalante [curiosacasualmente en las proximidades del borde indio] siempre aporta datos que desbaratan cualquier exotico prejucio socializado. A Sir Caucasian de Basquiat este tipo de circunstancias le reconcilian con el ser humano. Por la grandeza del acto, supone.

     Un imberbe o lampiño de siete primaveras y setenta y cinco centimetros de altura, se quitara el pantalon vaquero superior y el felpudo pijama inferior y se sentara descalzo sobre sus tobillos, de cuclillas, sobre el verde reinante, a diez metros del autocarro... Separara ligeramente los pies y ejecutara con escaso esfuerzo una perfecta piramide pardocastaña. Feliz, se desplazara cuarenta centimetros hacia septentrion. Depondra otro prodigioso poliedro de ignota procedencia. Los padres del arrapiezo, ante el conocido fenomeno, se acercaran con una botella de plastico llena de agua para la purificacion. El sedente publico indonepali consciente del volumen desalojado [fisicamente mayor que el volumen del contenedor], comenzara a animar al rapaz en su escultorica demostracion. El conturbado publico indonepali exigira mas. Y habra mas. Un nuevo desplazamiento septentrional supondra el comienzo de la tercera deyeccion y el inicio del albotoro general matematicamente asombrado. Pero el pipiolo tendra mas necesidad. Aunque, lamentablemente ni el enfervorecido lo considerara plausible.

...

     Efectivamente no cagara mas. Lo intentara con fuerza despues de su tercer movimiento lateral, pero no aflojara mas regalos. El jubilo periferico se apagara despaciosamente mientras mama, de sari azul Klein, y papa, de pantalon amarillo Platano, refrotan las manos del metafisico churumbel y rien complicemente ante el celebre crimen diario.

     Desde la ventana del autobus direccion Kathmandu, Sir Caucasian de Basquiat recordara la admisible teoria de Robert Bauval. Tambien Sir Caucasian vera correlacion entre las piramides Nepalies y alineamiento de ciertas estrellas del cinturion de Orion.

[1] Sir Caucasian de Basquiat llegara a Kathmandu, al enorme ghetto turistico, y pese a que no quiere prejuiciarse prematuramente no podra evitar el sarcasmo continuado. Cualquier recuerdo sera robo.

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