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sábado, 13 de agosto de 2011

Sueñan las ovejas con androides electricos [21_07_2011]

El joven replicante Eliseo a traves de una capa de niebla no muy densa, que tras de si deja un poco de humedad, abre la puerta del local. La sociable señorita que se encuentra detras del mostrador, con una sonrisa, escanea el pasaporte y le entrega una tarjeta con la que podra acceder a la red.

La sala esta cuasicompleta, noapenas hay ordenadores libres. Medio locos o medio borrachos pasan el dia destrozandose los sesos en los videojuegos. Una buena parte anda mediodormido mientras en su vida artificial le van quitando vidas, otra parte, en su vida real, delante de la pantalla, no tiene rival. La comunicacion con el exterior es dificil, la red esta censurada. Parece increible. Es mejor que sigan dandose tiros...

Una vez traspasado el ecuador del viaje, el sin duda alguna, yanotanjoven Eliseo, se siente un poco confuso ante la cantidad de informacion que tiene que codificar y decodificar de los lugares por los que vaga.

Al salir, sigue confuso, la calle es de color rojoazulverdebrillante. La cantidad de neones estaticoencendidos es brutal, amarillos rodean edificios, verdes puentes, azules carreteras elevadas, rojos comercios, violetas supermercados... ademas las luces dinamicaencendidas, blancas farolas, rojos semaforos, granates pilotos de emergencia, amarillos coches, verdes motos, purpuras bicicletas, naranjas camiones de todo tipo, le conducen a un estado lisergico.


Existen dos escalas, la irreconocible, de rascacielos de oficinas y rascacielos de viviendas, todos con su maquina de aire acondiconado demostrando la buenalabor del diseñador. Y la reconocible, en la calle, a escasos veintemetros. La irreconocible crea el fondo fantasmal neonlitico [tras la edad contemporanea, comienza la neonlitica], la reconocible en ese momento esta formada por diez o quince operarios uniformados que desobstruyen las alcantarillas con bambu y carretillas con ruedas de bicicleta. El olor es insuperable. Su labor tambien. El vecindario como en anteriores edades, sigue sentado en sillas plegables, en la puerta de la calle, de su edificio de 35 plantas, comentando la situacion y los riesgos de la limpieza... la chavaleria sigue jugando a la pelota... gente en las esquinas vende arroz con noprobadasalsas de colores tambien neon. Ya no llueve. El olor es indescriptible. Bajo unos soportales varios jovenes de aspecto corriente, mientras envian mensajes con el telefono movil, intentan conciliar el sueño sobre unos tresillos.


Nadie parece consciente del escenario que habita, Shanghai, 14,3 millones de personas censadas, 9,4 millones de personas flotantes. Acinadas y enneonadas.

El decrepitocansado Eliseo decide que es hora de ir a dormir... un verdeneon del estarbacks deja de brillar. Sigen censurados.

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