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sábado, 13 de agosto de 2011

Don Quejote de La Mancha [28_07_2011]

En China, se corre el riesgo, como el hidalgo vecino tras leer los libros de caballerias, de convertirse en otro Don Quejote de la Mancha. Es mejor, si es posible, tomarse una cerveza demasiado fria en la cena, pedir arroz tres delicias [arroz estilo Hangzhou] y fideos de arroz con gambas, ir presto para la hacienda, procurar leer poco, asearse rapido y bien y dormir mucho.

Los colchones en la alcoba miden unos treinta centimetros de espesor, indescriptiblemente comodos, y despiden una fragancia a jazmin de la que no quieres desprenderte en todo el dia. El aseo que compartes con tan solo 47 personas esta casi siempre disponible, tan limpio que podrias andar descalzo o comer en el. La simpatia con que te saludan los miembros que componen la plantilla de la posada es desbordante, procuran siempre socorrente ante cualquier eventualidad, ademas, sin esperar prima a cambio.

En el metro, raras veces lleno, no se da el objeto de empujarse ni pisarse. En el insolito caso de encontrarse con una fila, el respeto es maximo. Todos procuran cooperar para el buen funcionamiento de la linea y nadie intentara colarse. Por supuesto esperan cordialmente a que la gente salga del vagon y luego con un paso traquilo y sosegado penetran dejando siempre el asiento libre a la gente que lo pueda necesitar. Pura armonia. Sirva como ejemplo, siempre hay alguien con paraguas o impermeables, en caso de imprevistos atmosfericos a la salida de las estaciones para evitar que la ciudadania, porque ser ciudadano chino es lo mas parecido a ser ciudadano romano, pueda entrar en conflicto en esos momentos de confusion y nerviosismo. Ver para creer.

En la calle aun existe mas deferencia, nadie escupe ni regolda, visten elegantemente y mantienen el empedrado inmaculado, no se advierte ningun papel y menos aun, botellas, plasticos o basuras organicas. Los coches, camiones, motos, autobuses, furgonetas y bicis invariablemente respetan al viandante, sobre todo en los pasos de cebra... en ningun momento se siente vulnerable. El peaton, siempre, disfruta de las avenidas con total sosiego.

En general la ciudad se tiñe de vistosos colores para que uno, reconfortado, se sienta bienvenido en todo momento. La decoracion, en general es vivida, la iluminacion, explendida. Muchas personas en la calle te agasajan cortesmente con todo tipo de invitaciones, siempre con extremo recato, tacto y respeto. Nadie te aborda y se establecen encantadores y pintorescos dialogos en cualquier establecimiento donde se pretenda comerciar.

Los puntos de mayor interes, dentro de la urbe, estan perfectamente cuidados. Nadie abusa de escondidos rincones no vigilados para el destrozo y en ningun caso se orina en ellos. Para su visita apenas existe espera o discusion ya que se mantiene, como en el metro, una seductora coreografia en la que prima el entendimiento y la cordialidad. Por otro lado, al existir tan pocos peregrinos el cuidado es mayusculo en su trato.

Si se tiene la necesidad de adquirir algun billete para algun medio de transporte, el lenguaje usado es el ingles, perfectamente hablado y escrito por al menos una de cada diez oficinas de venta. En apenas unos minutos se pueden obtener tickets para cualquier destino propuesto. Gratamente sentado, o en desahogados camarotes, la supervision se realiza, en todo momento, por encantadores asistentes, que no dudan en ayudarte en todo lo posible para que el viaje sea lo mas armonioso posible. La reventa esta totalmente prohibida, y por supuesto, los pasajes de pie en trayectos de veinte o mas horas hace tiempo que quedaron en el olvido, prima la comodidad. Por supuesto las normas de urbanidad en el interior se siguen a rajatabla, nada de arrojar basuras organicas o no organicas por las ventanas de los trenes y autobuses y mucho menos escupir o fumar. A la hora de la llegada a destino todo el mundo procura no empujar y siempre entre unos y otros se ayudan para no ocasionar atascos ni aglomeraciones.

Es este un pueblo nada curioso, si para alguien resultas extraño o exotico procuran no cuchichear y mucho menos mirar o señalar. A veces de reojo percibes alguna mirada de soslayo pero sin importunar lo mas minimo, ante todo quieren que te sientas sereno, tranquilo, calmo. Y por supuesto nadie se coloca tu pelo en la cabeza para que un amigo o conocido le saque una instantanea.

Para reforzar el sabor de la lectura añadir algo de ironia en cada parrafo.

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