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domingo, 13 de mayo de 2012

Huelga en Nepal. De Tansen a Lumbini.

     Mencionaron, sin ser preguntados, que mañana era festivo.

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     Cuatro días después del comentario, continuaban aislados, sin posibilidad de abandonar, la poco o nada interesante, aunque bastante o excesivamente publicitada, población de Tansen. Por razones desconocidas, para los seis turistas fagocitados por las recomendaciones de cualquier breviario poco escrupuloso, el país estaba en huelga. Las no esperadas implicaciones [sumadas a las lógicas y plausibles] eran desconcertantes. Hasta las cinco de la tarde todo estaba cerrado, locales de comidas, transportes, establecimientos de ultramarinos, colegios. Después, algunos lugares abrían, y diversos paisanos se ausentaban de sus casas para vender fruta [por cierto, base fundamental del sustento diario]. A partir de esa hora se escuchaban los primeros rumores al respecto del transporte nocturno. Huelga diurna entonces...

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     El interés específico de Tansen para la jovena Meri y el joven Eliseo era nulo, quizás, para alguien en tránsito entre Pokhara y Benarés, es un acertado lugar donde descansar de la sinuosa y estrecha Siddhartha "highway". Quizás. Sin embargo, la suma de los condicionantes intrínsecos y el mutismo accidental temporal del lugar no daban lugar a la curiosidad o la confraternización. Lo cual generó grandes y poco comedidas diatribas cuestionando la finalidad del "viajar" como concepto y al respecto del consumo [por parte de occidente] del mismo. Una mañana, sin previo aviso y haciendo caso omiso a los rumores intempestivos, los dos jovenes se plantaron en la estacion [o, ligero ensanche callejero donde aparcan autobuses] y tras cuatro horas de espera comiendo noodles secos, un autobus atestado decide llevarlos hasta la intersección de Butwal. Allí, otro medio de transporte ofrece los servicios... nunca se cansará el joven Eliseo de sonreir al asociar el relleno del pavo del día de acción de gracias americano [tan embutido en nuestra socialización], con el relleno de pavos que les acompañó hasta Bairahawa. Donde, por supuesto, y todavía en jornada de inactividad, habia disponible otro transporte hasta Lumbini... última parada del viaje y lugar de nacimiento de Buddha.

     Y en el futuro soniendo todavia recordando los pavos rellenando el oscuro espacio interior del transporte metálico, leerá:
     "En última instancia, una vida no es más que la suma de hechos contingentes, una crónica de intersecciones casuales, de azares, de sucesos fortuitos que no revelan nada más que su propia falta de propósito." [1]

[1] Pag. 253 "Trilogía de Nueva York" de Paul Auster.




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