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viernes, 27 de abril de 2012

Las nuevas desventuras y pocas venturas de Frodo Boson y Mery Brandigamo en el macizo del Annapurna y el Dhaulagiri [o Annapurna Circuit]. Desventura segunda.

     Abandonan el valle del Marsyangdi y ascienden por su afluente, el Thorung hasta Yak Kharka. Se sorprenden al perder cualquier rastro de ancestral construccion. Refugios anodinos hasta Thorung Phedi. Pasan la noche en el primer lugar que parece abierto sin exploracion previa por que comienzar a nevar significativamente.

     Ducha de agua fria y descubrimiento de un olor familiar pero no reconocido en la toalla.

     Desde el comedor del refugio y delante de un te caliente curiosean desatentamente por la gran cristalera a cuatro mil quinientos cuarenta metros de altitud, cuatro mulas del Himalaya con una capa de cinco centimetros de nieve desdibujando su figura, pastan pausadamente. Un ardiente turista, aburrido, suponen por el temporal, aparece en calzoncillos citricos con calzado semirigido y espanta la caballeria mientras se hace fotos retrato que confirman su tedio. Los hobbits vuelven a su literatura.

     Se levantan tarde segun los estandares ajenos. formatean la mochila en busca de los chocolates que saben que poseen, abandonan la comoda alcoba y dejan el desayuno para mayores altitudes. Sin mayores contratiempos que en cualquier otra etapa pasada, aunque estupefactos por la marea humana que en fila india marcha sobre la huella, alcanzan la cota maxima a cinco mil cuatrocentos metros. Como no hay anillo que destruir, prefieren esperar al resto de la compañia [tropezada casualmente en el mismo refugio, sentados en el mismo comedor, junto al mismo gran ventanal] para compartir el escurridizo cafe. Claro que, si con menos altitud no fue posible su elaboracion, porque habria de serlo a la actual.

     Y aunque todos presagiaban el desenlace, lo intentaron con empeño.

     Intercambiando planes descendieron los mil seiscientos cincuenta y seis metros hasta Muktinath. Los hobbits algo desencantados por lo hallado, como siempre que se crean expectativas, prosiguen la bajada por el depreciado camino transformado en carretera debido al interes indio por algunas de las deidades adoradas en la localidad. No pierden pista ni todoterreno, y distorsionando la disciplina prevista [cosa que a Frodo no termina por convencer] apuestan por refugiarse [con intencion de descansar] en Kagbeni, que en el mapa aparece apartado de la carretera [pero que en la realidad descubriran, es crucialmente atravesado]. Divisan desde el polvo Jharkot y sienten que el nuevo orden local haya alejado al turista [que por haber cruzado la subcordillera Mutinath, se encuentra en el "Jomoson trek" disponiendo de la opcion motorizada para rematarlo] de su perfil tibetano.

     Tras el planeado dia de descanso en Kagbeni, y habiendose, luego, aprovisionado con queso de Yak en Jomosom [que en el futuro amenizara los anacardos acarreados desde Kathmandu], se arrastran por carretera o senda segun la señaletica autorizada... en sus memorias no quedara recuerdo del tramo Muktinath Marpha, solo polvareda.

     Sin embargo en Marpha se sorprenden con otra fascinante vision arquitectonica [thakali, quizas] que alude a la croquizada, con cierto porte tibetano. Tradicion, coherencia, sinceridad, piedra, madera. Blanca. Un laberinto de enlosadas y estrechas dimensiones entre volumenes rocosos derramados sobre la ladera de la subcordillera del Dhampus. En la travesia principal todavia se siente [se aprecia y lo lamentan] el pasado turistico. Adelantan la hora del almuerzo al localizar un punto alto desde donde poder disfrutar de la panoramica. Merry, deshidratada, callejea buscando agua. Algunos crios de uniforme la saludan, al seguirlos con la vista, descubre una vivienda que le llama la atencion. Una torre de dos plantas se anticipa a la pendiente, a los lados terrazas sobre cuerpos asimetricos. Avisa a Frodo del potencial. El pan de Lembas [regalo de Galadriel aunque acompañado ahora por el queso] puede esperar. Tocan en la puerta y los chiquillos saludados, que tambien tenian previsto sentarse a la mesa, les permiten el paso entre risas y vergüenzas sin necesidad de aclaracion. Saciados del interior y exterior suspenden la comida hasta la cena y se dedican al croquis.

     Frodo, andante, pensante en los manjares perdidos, no se cree leer "miel" en la etiqueta de un tarro transparente, rodeado por botes de mermelada de manzana, encima de una balda de madera, dentro de un diminuto local,  a la salida de Marpha. Miel y queso. El orgasmo se consuma.

     Y hasta Tukuche, Frodo solo tendra un pensamiento recurrente. Y a pesar de que las viviendas de la zona mas vieja del pueblo [advertida desde la orilla opuesta] podria estar a altura de la visitada, la evocacion del anhelado sabor le nubla el juicio, al atravesar el Kali Gandaki, serpenteante y multimembrado en esa seccion, como si de la cienaga de los muertos se tratase, no puede evitar zambullirse en sus aguas. La busqueda de los leños que conforman el paso deja de ser la prioridad. Ahora la linea recta les guia.

     ...

     Sin previo aviso, al descorrer la tela y abrir la ventana con intencion de ventilar la habitacion mientras recogen los bartulos, el imponente Dhaulagiri se les viene encima. El despistado mapa no contempla ese macizo y desde hace dias que raramente ven el sol. Hoy sin embargo, brillara con fuerza y caminando por el sendero paralelo al Kali Gandaki, rodeados de bosques de coniferas, no se perderan la perspectiva. No hay posibilidad de equivocarse al señalar los picos, todos tienen el mismo nombre. A la hora del almuerzo y en algun punto cercano al rio Tangtung, donde recuperan la vista del annapurna I, recuerdan la expedicion de Terray y Rebuffat y el infortunado descenso a hombros de los porteadores.

     La excitacion arquitectonica al pasar por Ghasa les aturde y aunque comentan buscar alojamiento ya han cruzado el pueblo y las oportunidades de finalizar el dia. Por no retroceder, prorrogan con idea de dormir en Naudi Ghyang o en Pairothapla. Sin opcion, alcanzan Pairothapla. La posada elegida, en apariencia, dista mucho de parecer confortable, sin embargo la amabilidad del propietario les convence. Por increible que parezca tiene agua caldosa lo que les permite una ducha decente. El olor no identificado anterioremnte por Frodo en la toalla, esa tarde, le resulta familiar. Salchichon. Durante un rato considera que condimento del Annapurna puede hacer que una toalla desprenda tal tufarada a salchichon. La naturaleza salvaje, seguro.

     Despues del aseo toman una olla de leche. La leche, les parece, tener una densidad nunca sentida y un sabor desconcertante, intenso... agreste, demasiado profundo, excelente. Frodo pregunta al propietario por la naturaleza de la leche. El propietario señala una bufala detras de la pieza que sirve de cocina. Su mujer la esta ordeñando. Los hobbits piden otra olla de leche caliente y juegan al ajedrez de papel.

     Merry desplaza su torre en un habil movimiento que deja a Frodo sin opciones.

     Se acaba la olla caliente y la partida.

     Llega el Dal Bhat y con ello la emocion. La emocion del que sabe que va a recibir algo bueno, algo que nunca ha probado [pero conoce] y algo que quiere. Tienen hambre, y volveran a decir, como siempre tras el primer bocado, que es el mejor Dal Bhat de Nepal.

     Y en el disfrute estan, cuando el propietario, en el comedor de la posada, enciende un computador.Y en el disfrute estan, cuando el posadero comienza a apretar al boton derecho del raton sin parar sobre la foto del fondo de pantalla. Sin parar... Clik... Clik... Clik... Clik... Clik... Clik... Acumulado el valor suficiente generado con cada clik pregunta a sus huespedes si le pueden ayudar.Requiere ayuda para cambiar el fondo del salvapantallas. Alli en Pairothapla, entre el Dhaulagiri y el Annapurna, se repite el mismo rito ancestral, el descontento por la imagen del fondo de pantalla. Y cuando en un segundo Merry soluciona el problema y la fotografia del desierto arenoso crema sobre fondo azul filtrado queda restaurada, el mesero respira sereno, como si se hubiesen quitado la gran losa que portaba y obsequia a los hobbits con otra gran olla de cremosa leche.

     Frodo revive el mismo enigma, cada vez que alguien compra un terminal en la Comarca. Y siente una extraña nostalgia. Lechoso, urge ir al excusado. En ese momento esta ocupado por tres gallinas y una cabra en increible amalgama. Por no combinarse se decanta por el frondoso campo. Y como siempre sucede, cuando uno no presta atencion, pero atiende de forma tangencial por hacer algo mecanico, divisa algo mas emocionante que lo que se trae entre manos. Cerca de los matorrales bajos a donde apunta crecen cientos de altas plantas de Hierba. No sabe de que calidad, pero es Hierba. Prosaicamente, Hierba del Himalaya. Singular, que durante las ultimas tres horas diurnas no se haya percatado y en el momento crepuscular sea tan obvio. Campos enteros de Hierba, como en la Comarca.

     Otra vez la extraña nostalgia. A Peregrin Tuk le hubiese gustado compartir el camino.


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