El intelectualmente bullicioso Sherrinford Holmes renta una bicicleta de paseo, necesitando un descanso de la sorpresa cronica que supone visitar tres dias los templos de Angkor. La idea es compartida por Watson, aunque matizada en su preferencia por un mecanismo de montaña mas acorde a las sendas que recorren las cercanias de Seam Reap. Los intereses compartidos convierten la singularidad del pueblo flotante de Kampong Phulk en un destino prioritario.
Holmes considera hacer el trayecto despues de desayunar su panceta con huevos y judias estofadas, tomando una pequeña colacion en el mercado de Roluos sin desmontar del caballo, tras un par de horas, llegar al embarcadero, y alli tratar con algun pescador la visita al pueblo en barca.
A las 11:35 ante meridian, segun el horario previsto, mientras Sherrinford encadena las dos bicicletas, Watson, despues de encontrar la ventanilla en el inesperado y organizado embarcadero, obtiene alguna informacion. La entrada al pueblo supone dos dolares, el bote de ocho plazas con patron treinta y cinco... por dia y por persona. La posibilidad de negociar con un paisano queda descartada porque tanto Holmes con Watson desayunan las consabidas judias estofadas. Prisioneros de su patria.
Ante la eventualidad, resuelven beber algo de agua refugiados bajo la uralita del embarcadero. El Doctor John M. Watson come cacahuetes cambujadeses. Delante, se extiende la orilla del tonle Sap donde descansan amontonadas unas sesenta barcas. Dos turbados turistas, urgentemente bajados de un minibus, postpago religioso de lo demandado, asaltan una embarcacion.
Recuperadas las fuerzas y comprobado que no existe viavilidad en la consecucion del proposito de forma economica, deciden retornar por un camino paralelo a la carretera principal. Watson ordena las monturas, mientras Holmes escudriña por la zona, el emplazamiento donde los residentes atracan sus barcas, sin mucho exito. No hay escapatoria para el viajero de bolsillos virginales.
...
En la ciudad y apremiados por la necesidad de respuestas, acuden al punto de informacion turistica [aunque descubren que realmente es una agencia de viajes]. La replica ante el desconcierto economico es rotunda. "Ecoturismo!!!" profiere camboya al otro lado de la mesa, simulando a William Wallace.
Con aire preocupado como pose, el escandalizado Sherrinford Holmes se cuela en el primer internet cafe que encuentra abierto. Se acomoda delante de un computador y sondea en la red cualquier rastro de informacion que haga referencia al termino. Arquea las dos cejas [incapaz de hacerlo con una], mientras descubre que al respecto existen hasta siete componentes y siete principios que deben regir al genuino ecoturismo [y si esta escrito en internet es verdad]. La sorpresa cronica que padece se agrava ante la ingenuidad de la revelacion.
John Hamish Watson sentado a su lado sigue la investigacion. Abrumado, no entiende como alquilar una bicicleta o contratar a un pescador local con un bote de remos es menos ecobioturistico que usar un minibus o una embarcacion de ocho plazas a motor, agravado el hecho, con la venia ilustrisima señoria, de no ir ninguno de los dos medios de transporte lleno.
Y como el canon holmesiano lo merece [aunque innecesario en este caso], Sherrinford Holmes contesta a su inseparable; "Interesante aunque elemental, la palabra se usa para subir el coste hasta estandares cobrados en paises desarrollados sin que detras de ella haya un verdadero enfoque ecologico. El unico enfoque interesante en Siem Reap es el ecoNOMICO [se olvida añadir]."
Holmes considera hacer el trayecto despues de desayunar su panceta con huevos y judias estofadas, tomando una pequeña colacion en el mercado de Roluos sin desmontar del caballo, tras un par de horas, llegar al embarcadero, y alli tratar con algun pescador la visita al pueblo en barca.
A las 11:35 ante meridian, segun el horario previsto, mientras Sherrinford encadena las dos bicicletas, Watson, despues de encontrar la ventanilla en el inesperado y organizado embarcadero, obtiene alguna informacion. La entrada al pueblo supone dos dolares, el bote de ocho plazas con patron treinta y cinco... por dia y por persona. La posibilidad de negociar con un paisano queda descartada porque tanto Holmes con Watson desayunan las consabidas judias estofadas. Prisioneros de su patria.
Ante la eventualidad, resuelven beber algo de agua refugiados bajo la uralita del embarcadero. El Doctor John M. Watson come cacahuetes cambujadeses. Delante, se extiende la orilla del tonle Sap donde descansan amontonadas unas sesenta barcas. Dos turbados turistas, urgentemente bajados de un minibus, postpago religioso de lo demandado, asaltan una embarcacion.
Recuperadas las fuerzas y comprobado que no existe viavilidad en la consecucion del proposito de forma economica, deciden retornar por un camino paralelo a la carretera principal. Watson ordena las monturas, mientras Holmes escudriña por la zona, el emplazamiento donde los residentes atracan sus barcas, sin mucho exito. No hay escapatoria para el viajero de bolsillos virginales.
...
En la ciudad y apremiados por la necesidad de respuestas, acuden al punto de informacion turistica [aunque descubren que realmente es una agencia de viajes]. La replica ante el desconcierto economico es rotunda. "Ecoturismo!!!" profiere camboya al otro lado de la mesa, simulando a William Wallace.
Con aire preocupado como pose, el escandalizado Sherrinford Holmes se cuela en el primer internet cafe que encuentra abierto. Se acomoda delante de un computador y sondea en la red cualquier rastro de informacion que haga referencia al termino. Arquea las dos cejas [incapaz de hacerlo con una], mientras descubre que al respecto existen hasta siete componentes y siete principios que deben regir al genuino ecoturismo [y si esta escrito en internet es verdad]. La sorpresa cronica que padece se agrava ante la ingenuidad de la revelacion.
John Hamish Watson sentado a su lado sigue la investigacion. Abrumado, no entiende como alquilar una bicicleta o contratar a un pescador local con un bote de remos es menos ecobioturistico que usar un minibus o una embarcacion de ocho plazas a motor, agravado el hecho, con la venia ilustrisima señoria, de no ir ninguno de los dos medios de transporte lleno.
Y como el canon holmesiano lo merece [aunque innecesario en este caso], Sherrinford Holmes contesta a su inseparable; "Interesante aunque elemental, la palabra se usa para subir el coste hasta estandares cobrados en paises desarrollados sin que detras de ella haya un verdadero enfoque ecologico. El unico enfoque interesante en Siem Reap es el ecoNOMICO [se olvida añadir]."
Me encantan las aventuras de Sherrinford Holmes y Doctor John M. Watson, espero ansioso las siguientes entregas.
ResponderEliminar