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jueves, 23 de junio de 2011

Aventura contemporanea

Cuando uno lee Dersu Uzala [Vladimir Arseniev] se imagina en medio de la taiga... bien lejos... al este de Rusia, cerca del rio Ussuri, frontera con China... fantasea con vivir increibles aventuras, durmiendo en improvisados refugios, pescando con metodos primitivos, oteando el horizonte intentando adivinar el clima, cazando seguro a caballo... entregado completamente a la naturaleza salvaje.

La realidad contemporanea es bien diferente.

La aventura contemporanea comienza a eso de las 6:30 de la mañana, siempre hora local. Siempre con una buena ducha, cuidado de mojarse el pelo que luego tarda mucho en secarse. Aseo diario. A lo que sigue un vistazo rapido al correo [no del zar], esperando la confirmacion de la reserva del vuelo que despega en seis horas y media, este uno en la puerta de embarque o no. A eso de las 7:15 y sin noticias de la compañia en la que se ha depositado toda la confianza, empieza a desayunar [sin tener muy clara su salida del pais, direccion Seul]. Siempre te pakistani con leche y Cosmostars, alimento de campeones. Con calma termina de hacer la mochila y para las 8:05 esta esperando en la parada averiguada, el bus numero 58 que en tan solo diecisesis minutos le transporta hasta la estacion del ferrocarril. Alli y de nuevo confiando en los hados, espera encontrar otro autobus, que posiblemente tenga otros treinta y cinco años, con el numero 107 en la ventanilla del conductor. Dicho transporte en cincuenta y cinco minutos deberia llegar al aeropuerto.

Y lo haya. Para el turista contemporaneo no hay secretos.

Pero el aventurero contemporaneo necesita emociones, asi que el conductor del autobus decide solicitar al maximo el motor de su maquina y ademas permitir subir al doble de personas que caben en el vehiculo, incluso cree conveniente ir, a gusto del turista contemporaneo, excesivamente rapido, durante 15 kilometros por una carretera en construccion que no tiene el firme compactado [el turista contemporaneo, por lo general, esta versado en firmes].

El aventurero contemporaneo huele a quemado y empieza a cabilar el motivo.

Sin hablar ni una sola palabra de ruso, comprende, cuando la gente baja desaforadamente del autobus, que algo no va bien. Como es intrepido, caracteristica fundamental, se lanza a preguntar en ingles las diversas posibilidades que tiene de llegar al aeropuerto. Afortunadamente, nadie habla ingles, lo cual sazona de inquietud el espiritu del aventurero contemporaneo. El resto de los pasajeros, que ha solicitado amablemente la devolucion de sus [al cambio] dos euros y medio, se va montando en taxis, coches, autobuses con muchos numeros y otros vehiculos, siempre motorizados.

El heroe contemporaneo, que tambien solicita la devolucion del importe abonado [siempre sospechando que dos euros y medio era poco dinero por 42 kilometros] se situa detras de una joven con rasgos orientales esperando, que ya que compartia autobus, se dirija como minimo al mismo destino. Siempre salpimenta lo que le rodea con ideas propias e invenciones. Si el heroe contemporaneo esta distraido, la joven rusa cuando menos esta perdida. El heroe contemporaneo escucha en la lejania alguna palabra parecida a aeropuerto y encamina sus pasos hacia ese lugar. Comprende que el vehiculo desde donde procede el rumor, no va hacia al aeropuerto pero barrunta que se detendra cerca, gracias al movimiento afirmativo, ascendente descendente de la cabeza del conductor.

El invalido contemporaneo mira el reloj del autobus, posiblemente mas antiguo que el anterior y seguro procedente de japon, y respira tranquilo [ironia], las 09:45. Empieza a cabilar y a hacer numeros, velocidad estimada, distancia entre el punto A y el B, hora estimada de llegada, gasto de combustible, no hay confirmacion de reserva, trafico actual, paradas realizadas, valoracion de paradas futuras, recalculando, sigue sin haber una impresion seria de la confirmacion de la reserva.

Un gentleman ruso, sentado detras, se interesa por su situacion en un ingles primitivo. Tras la conversacion, el invalido contemporaneo, respira aun mas tranquilo [ironia], su interlocutor se dirije al aeropuerto y ademas en el mismo vuelo. Para el invalido contemporaneo los minutos pasan demasiado rapido y a las 10:46, todavia no ve la luz al final del tunel. Despues de 4 semanas sabe, digamos, poner sonidos a los signos rusos y lee en un cartel azul aeroport 4 y una gran flecha hacia la izquierda. El futuro es prometedor y las ideas felices se agolpan en su cabeza, para el heroe contemporaneo no hay secretos.

El autobus sigue recto.

Las 10:55, el invalido contemporaneo baja del bus y de nuevo, el antiguo interlocutor le reta a entender ingles. Menos mal que los movientos repetidos de la mano en todas las direcciones significan vente conmigo que tengo un amigo esperandome en el edificio de madera aqui cerca que nos va acercar hasta el aeropuerto en un RAV4 mientras escuchamos los ultimos exitos de los 40 principales. El invalido contemporaneo decide montarse en el desconocido RAV4 con los dos desconocidos escuchando el desconocido exito.

El invalido contemporaneo llega al check in, 10:59, enseña el pasaporte a seis personas, se quita las zapatillas otras tres, pasa por cuatro arcos de seguridad. Enseña un papel irrisorio con cinco letras a una amable señorita que si habla ingles y a cambio le dan un billete de avion. Atonito enseña el pasaporte a otra señorita. Ya esta en condiciones de abandonar la madre patria, limpio, aseo y afeitado.

El desconocido aparece en la sala de espera del aeropuerto y desea obtener informacion. Recibe las aclaraciones pertinentes. Intercambio. El invalido contemporaneo quiere saber. El desconocido ofrece las explicaciones requeridas; piloto de helicopteros, viaja a Singapur y pilota, como no podia ser de otra forma, el clasico Kamov. No hay secreto inexpugnable para el invalido contemporaneo.

Totalmente estupefacto en la unica tienda del aeropuerto, mientras espera el ambarque [y despues de haberse despedido pues el heroe contemporaneo procura no ser pesado nunca], observa una matrioska de Vladimir Tupin. Todo,al fin, ha merecido la pena.

13:00, con exactitud suiza el avion despega, al lado del heroe contemporaneo, un norteamericano mormon, de origen guatemalteco, saltador de pertiga, de mision en Rusia cuyo visado a caducado, que ha cambiado el asiento con el compañero original, comienza una amena conversacion, para mejorar su español [que durara dos horas y diez minutos], solo interrumpida por el aperitivo. En ningun momento intenta convertir al aventurero contemporaneo.

Inimaginablemente el aventurero contemporaneo compra un abono para el transporte publico de Seul una hora despues del aterrizaje, ayudado por cuatro mormones estadounidenses, de mision en Rusia con el visado caducado, en un comercio sacado directamente de un dibujo animado por tan solo 10.000 wones, gracias a ellos ahorra 8500 wones.

Por supuesto el aventurero contemporaneo viaja con chica, no existiria odisea sin fraccion femenina. Mientras el invalido contemporaneo trataba de llegar presto al aeropueto, ideando planes alternativos, valorando diferentes soluciones a contrareloj, intentando comunicarse... en definitiva luchando contra el poderoso destino, la heroina contemporanea dormia placidamente en todos y cada uno de los medios de transporte solicitados en el transcurso del dia.

A pierna suelta. No hay secretos para la aventurera contemporanea.

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